miércoles, 22 de mayo de 2013


El CORAZÓN DEL PESCADOR DE ALMAS | T.L . Osborn |


Un grupo de damas cristianas invitó a su reunión habitual de oración, como predicador, al evangelista de la iglesia, un ardiente pescador de almas.

Este había escuchado a algunas de ellas hablar de las inmoralidades de una vecina. 
El evangelista preguntó: “¿Y qué están esperando para salvar a esa mujer?”.
La líder le respondió: “Cada vez que nos reunimos, oramos con mucha fe por su salvación”.
“Bien”, le respondió el evangelista, “pero esa mujer irá al infierno mientras oran por ella. ¿Nunca han ido a visitarla? ¿Nunca le han hablado de su salvación? ¿Todavía no le han llevado el Evangelio hasta su hogar?”

La Filosofía de “mensajero”
Nosotros hemos hecho de Dios un simple mensajero. Hemos olvidado que ¡El es el Gerente General!
Nos dedicamos a pedirle que haga todas las cosas buenas que nosotros debiéramos hacer, como visitar al pobre y al necesitado, ir a consolar al triste; bendecir y dar al que no tiene, confortar al preso; sostener al débil, testificar a los pecadores.
Queremos que el Señor haga todas esas cosas mientras oramos. ¡Que religión tan conveniente nos hemos inventado!
Permítame hacerle una pregunta: ¿Podría decirme una sola cosa que el Señor Jesucristo puede hacer en su comunidad sin tener una sola persona mediante la cual obrar?
Cuando Dios visitó al hombre para manifestarse a Sí mismo, vino en un cuerpo, en carne humana Jesucristo fue Dios encarnado.
Le mataron; pero, El volvió en la forma del Espíritu Santo para morar en nosotros, para hacernos Templo suyo (1 Corintios 6:19).
Hoy, usted y yo somos Su Templo.
Usted es la iglesia, el cuerpote Cristo hoy. Usted es el cuerpo de Cristo en su comunidad.
Cristo ministra hoy a través de Su cuerpo al igual que lo hacía hace 1.900 años en su cuerpo humano. Hoy en día Su cuerpo es la Iglesia; y la Iglesia somos yo, Mi cuerpo, usted, su cuerpo. Nosotros somos Su Templo.
Yo soy la iglesia, Yo soy el cuerpo de Cristo.
Usted es la Iglesia. Usted es el cuerpo de Cristo.
Porque somos miembro de su cuerpo, de su carne y de sus huesos (Efesios 5:30).
Cristo no puede manifestarse sino a través de la Iglesia, Su cuerpo. ¡Y éste somos usted y yo! No es nuestra denominación, sino la iglesia El cuerpo de Cristo somos usted y yo, si usted es un cristiano verdadero.
Cuando esté delante de Dios tendrá que rendirle cuentas de todos sus actos (y de los que dejó de hacer). Nadie será juzgado a la luz de lo que su iglesia particular hizo como cuerpo espiritual. Dios no llamará a toda la asamblea para juzgarla como una unidad. Su congregación no será juzgada por lo que hizo (o dejó de hacer) como un “grupo” del cuerpo de Cristo.
Usted tampoco podrá decir: “Señor, el pastor hablará por mí. Yo soy un fiel miembro de la Iglesia. Todos trabajamos en equipo y por eso no puedo responderle individualmente”. Por lo que a Dios le concierne, usted personalmente es la Iglesia; usted es el cuerpo de Cristo.
Generalmente al hablar de la Iglesia, del cuerpo de Cristo, nos referimos a ella como la unión de creyentes, la comunidad espiritual de los elegidos. Esto es cierto; pero como toda verdad, si no se hace personal, será una pérdida.
Siempre hemos considerado el cuerpo de Cristo en forma general, colectivamente y no desde el punto de vista personal. La salvación es personal. Cristo mora en nosotros individualmente.
El gran misterio que había estado oculto desde los siglos y edades, pero, ahora ha sido manifestado a sus santos es Cristo en vosotros (Colosenses 1:26, 27).
Cristo necesita un cuerpo humano a través del cual ministrar. Y quién puede ser sino, usted y yo. Nosotros, somos la Iglesia, Su cuerpo, Su templo.
Mas, esto no implica que ignoremos el cuerpo de Cristo como “grupo”, constituido por todos los creyentes verdaderos. Sino más bien, que tanto usted como yo, seamos conscientes de que Jesucristo ha nacido en nosotros y que ahora somos Su cuerpo. Sería mas apropiado decir, somos miembros de su cuerpo y así es (1 Corintios 12:27).
Sin embargo, este popular concepto de ser “miembros”, de alguna manera se ha distorsionado.
Los cristianos de hoy se facilitan las cosas en sus iglesias, dejando el ministerio a la tradicional “comunidad de creyentes”. Y diciéndose para sí “La iglesia, la escuela dominical, el grupo misionero de damas, la organización de señores, el movimiento juvenil, ellos lo harán”. A los miembros de la iglesia, les gusta saber que su iglesia está haciendo obras y están dispuestos a pagar por eso, siempre que algún miembro haga el trabajo.
Pero, el cristianismo es algo muy personal. Si Cristo ha venido a morar en usted, porque es Su cuerpo, esto es, lo que le concierne. Y el Señor mora en usted porque su deseo es ministrar a través suyo. El tiene que ministrar a través de su cuerpo para poder llegar a su comunidad. La esencia de su experiencia cristiana es: “Cristo en usted”. Cuando el Señor estuvo en Nazaret, no pudo hacer ningún milagro, por la incredulidad de ellos( Marcos 6:5, 6).
Su ministerio estuvo limitado, porque no encontraba gente de fe. Si hoy no estamos disponibles como instrumentos para que El pueda vivir y hablar, estamos limitando Su ministerio.

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